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Archive for 27 de abril de 2010

Sexo

Decía que Otto Weininger se suicidó a los 23, según Zizek, porque había descubierto algo tan terrible, que no pudo con ello. También está la teoría de aquel que piensa que muriendo, la obra se vuelve famosa. Alguna vez ha pasado, creo. A pesar de lo que la gente pueda o no pensar de Weininger, lo cierto es que el texto de Sexo y Carácter es una luz en la comprensión de los seres humanos y por ello es recomendable leerlo y, a veces, divertido.

Sexo y carácter es un binomio interesante. Escandalizando a una parte de las feministas, el buen o mal sexo con las mujeres depende de su carácter. No sé si mucho o poco. No existe una condición de necesidad, pero sí algún tipo de comportamiento determinado. En El lado oscuro del corazón, el poeta se acerca a una mujer extremadamente peluda y un poco retraída, la razón que le da a su amigo es simple: el vello en esa mujer indica que es salvaje en la cama, incontrolable; después de fornicar, ella le pregunta, qué te gustó de mí, y él le contesta: tus bigotes, ella ríe. Al final del día la manda al carajo y ya. Igual que a las demás, hasta que encuentra una que sabe volar, una con cierto carácter.

Para otros efectos Las afinidades electivas de Goethe son un buen ejemplo.

Por supuesto que el sexo cambia con cada persona, es una cuestión, también, de confianza. Las maneras, las mañas, las preferencias, las perversiones, imaginaciones y lo demás, se va dando con el tiempo, por eso y al principio, la mayoría de las veces y con una relación algo seria, uno la lleva tranquila. Después viene lo demás: los permisos, los avisos, las sorpresas. También el carácter está antes y después de la confianza: que sea receptiva, maleable, en fin, que sea una buena mujer. Sade decía que los hombres gustan de que la mujer tenga cuerpo de vírgen y mente de puta y Sade (casi) no se equivocaba

Un ejemplo que me gusta es el de la mujer dominante. Generalmente manda la muy cabrona. Sin embargo, hay dos detalles que me llaman la atención: la dominación de la mujer dominante, al final del día es la que se acerca y se hace un ovillo y te da un besito de buenas noches. Sin embargo, todo el proceso anterior puede ser insoportable, porque esta clase de mujeres quiere hacer su voluntad: tienen la última palabra, la primera (ser hombre, digamos). Los errores, con estas mujeres, son imperdonables: hay que llevar una ofrenda de sangre y carne o de plano los testículos en una charola de plata perfectamente pulida para la ocasión.

Sexo con carácter, podría ser un buen slogan para las pastillas azules, o para preservativos o para las terapias, o lo que sean, para la eyaculación precoz. Sexo y carácter es el que da el whisky y (me han contado) algunas rubias. La verdad es que el tema me gusta -pero el libro de Weininger no trata de nada de esto-, pero con el endemoniado calor que hace, sólo pienso en fornicar y beber agua mineral.

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