Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for 29 de septiembre de 2009

Mi muy querida B.

0321_time_square_atduskMi muy querida B.,

Hace no sé cuánto tiempo, pero muy poco, he visto uno de los desfiles de tu mamá en la semana de la moda de NY. Hace poco te he visto. Hace no mucho, pero te veías realmente preciosa: ese vestido blanco y el cabello sobre tus hombros. Enamorarme de ti, amarte igual a la luz de las velas, a medio día, en le cine. No recapitulo, porque sé que te aburriría, además sé que sólo aprendiste español por mí. Nunca te gustó demasiado. Siempre creíste que hablar algo que no fuera francés era inútil.

Te extraño B. Extraño tus berrinches a las dos de la mañana. Extraño cuando escapabas a la Toscana. Extraño tus intrigas, tus celos, tus ganas de Yale. Extraño tu cabello oscuro y el móvil sonando a cada rato. El chocolate, a veces más claro, cayendo sobre mi cabeza. El perfume de tus besos y el sabor de tus lágrimas aquella vez en Time Square. Negociaría mi alma por ver una vez más los ojos que ponías cuando te leía en Central Park, en el otoño, en el primer frío.

Mi muy querida B., ¿te acuerdas cómo nos conocimos?, ¿cómo te conocí? Te encontré igual que a Vanessa y a Serena. Te descubrí en medio de un set, a la mitad de un rodaje de no sé qué carajos. Tú siempre tan tú: con el café calculado y la falda un poco más arriba, con los zapatos negros y…

Mi B. Mi muy querida B.

Hace cuánto del concierto, hace cuánto que te dio por jugar a cantar y a aparecerte en un video con un grupo medianamente bueno.

La primera vez que te ví con el cabello rubio – me acuerdo porque era de noche y tenía que entregar otro capítulo –, esa era la tendencia me dijiste, me terminaste de gustar. ¿Te gusta?, preguntaste con los labios entornados y los ojos suplicantes. Me gusta, te dije, me gustas, me gustas rubia y castaña y tú y mandé al carajo el capítulo de la novela que trataba de tus rizos. Me gustas, te dije en mi inglés un cuarto francés, otro checo, otro alemán y un último desesperado… Me gustas, me sabes y luego esas tres palabras que tanto te hacían temblar y con las que eras miel sobre mi almohada.

Mi muy querida B.: hoy te ví rubia. Demasiado rubia. Extraño el cabello oscuro, ese donde se escondía el secreto.

Hoy de nuevo te encuentro rubia.

Será que los hombres te prefieren así. Yo te prefiero B., con tus intrigas y tus berrinches, con el cabellos oscuro sobre mis ojos, sobre mi pecho, sobre los sueños que se tejían en invierno. Hoy te encuentro rubia y otoñal. Guapa como pocas veces, rubia como sólo una.

¿Cuándo me invitas a tu cabello?

Tu siempre azabache y solitario,

C.

Read Full Post »